25 julio, 2011

LA HISTORIA SECRETA DEL HERMANO DE KARZAI EN "W DE WIKILEAKS"


Hace apenas unos días, el hermano del presidente de Afganistán fallecía. Oficialmente, los responsables del asesinato fueron los talibanes. A raíz del crimen salieron a la luz algunos informes de Wikileaks sobre el oscuro pasado de este personaje. Esos informes ya los dimos a conocer en el libro “W de Wikileaks” (Libros Cúpula, 2011), del que extraemos una parte del capítulo 28, dedicado a exponer algunas contradicciones sobre el hermano de Karzai que se vieron refrendadas -aunque nunca confirmadas oficialmente- por las informaciones contenidas en los cables diplomáticos. El capítulo está escrito meses antes del fallecimiento del protagonista, pero las informaciones que contiene es necesario conocerlas para situar esta extraña historia en su contexto."W de Wikileaks" se puede encontrar en todas las librerías de España y las diferentes tiendas digitales de dichas librerías, tanto en formato papel como en ebook.


En noviembre de 2009 se descubrió que el hermano del presidente afgano, cuyo nombre es Ahmed Wali Karzai, trabajó durante años para la CIA. Una de sus misiones era reclutar paramilitares en la región de Kandahar, precisamente, la provincia afgana en donde los talibanes se hicieron fuertes y de donde partió el mulá Omar, presidente de Afganistán hasta el 11-S y líder de este grupo hoy considerado terrorista. Pero lo más sorprendente, y lo que más preguntas incómodas nos obliga a plantearnos, es que se ha descubierto que el hermano de Karzai es el propietario del lugar que fuera cuartel general del mulá Omar en la ciudad de Kandahar. ¿Casualidad? Ese edificio es hoy el cuartel general del la CIA en ese país. Evidentemente, el hermano de Karzai ha negado las acusaciones. Eso sí, asegura haber ayudado a Estados Unidos para liberar al país de los talibanes. Pero según revela The New York Times, este hombre es también uno de los principales señores de la droga en el país. Según la CIA, los talibanes se nutren y financian gracias al tráfico de opio.

Fue tras la invasión soviética de este país cuando los llamados señores de la guerra iniciaron el cultivo. Desde este país, la heroína era trasladada a Pakistán, en donde se procesaba y desde donde entraba en el mercado mundial. Del beneficio de aquellas operaciones se obtenía dinero para financiar las campaña de los soldados islámicos que se habían organizado en tiempos del gobierno de Carter y Reagan. Esos soldados, como ya he contado, habían sido instruidos y formados por los servicios de Inteligencia de Pakistán, con la ayuda de la CIA y del gobierno de Arabia Saudí.

El hermano de Karzai ha sobrevivido a varios intentos de asesinato. Ahora, fuentes internas de la CIA han revelado cuál era el verdadero papel de este personaje. Mientras, en la Casa Blanca, el gobierno de Obama se apresuró a señalar que no tienen constancia de que las acusaciones que se han formulado contra él tengan fundamento. De todas formas, los hechos son los hechos. Los talibanes prohibieron el cultivo de amapola, de donde sale la heroína, en el año 2000. La producción se redujo en el país el 90 %.

Tras la invasión de octubre de 2001, el opio volvió a germinar. Y lo hizo, precisamente, en aquellas regiones en las que la presencia de las tropas invasoras era mucho mayor. Pese a todo, la CIA siempre acusó a los talibanes de ser los responsables del aumento en la producción de la heroína. Ahora se sabe que, uno de los hombres de la CIA, y a la vez hermano del actual presidente es, casualmente, uno de los grandes terratenientes de la droga. Y ese hombre es, también casualmente, uno de los hombres próximos a los talibanes.

The New York Times no fue el primer medio de comunicación que denunció vínculos entre la CIA y la familia Karzai. Ya en 2001, el periódico Saudí llamado Al Watan publicó lo siguiente: Karzai, el presidente, era un agente bajo la mano de la CIA a partir de los años ochenta. Colaboraba con los servicios de inteligencia norteamericanos encauzando la ayuda a los talibanes a partir de 1994, cuando los norteamericanos, secretamente, y a través de los pakistaníes, refrendaban en el poder a los talibanes. Además de esta referencia cabe citar otras. Hoy tampoco nos acordamos de que en 1995, hace casi 15 años, el director de operaciones de la CIA en Afganistán, un hombre llamado Charles Cogan, admitió que su servicio de inteligencia había sacrificado la guerra contra la droga en el país para beneficiar una guerra que tenía por objetivo expulsar a los rusos de Afganistán.

El 23 de febrero de 2010, el enviado de la Casa Blanca a la región, Frank Ruggiero -adjunto por entonces de Richard Hoolbroke, que falleció en diciembre de 2010- le preguntó directamente al hermano de Karzai por sus oscuras actividades. Las negó. Pidió un polígrafo. E incluso aseguró haber contratado un abogado para limpiar su nombre. Sin embargo, en un cable diplomático emitido desde Kabul el 25 de febrero se hace alusión a esta sospecha, así como se manifiesta la incómoda presencia del hermano de Karzai en la vida política, religiosa y cultural de Kandahar.

En la reunión entre ambos -tensa por momentos, todo hay que decirlo- quedó papente que la colaboración entre el hermano oscuro del presidente y los Estados Unidos data de 2001. Dicha colaboración se reafirmó tras la reunión, pese a que Ruggiero indica que es necesario de cerca vigilar al personaje, al que se da carta de libertad para diseñar la organización política de la región a partir de la influencia pastún y la participación de elementos radicales vinculados a los talibanes como medida para contener movimientos insurgentes. De no ser por Wikileaks, el pacto con el demonio no habría salido nunca a la luz. Eso sí, no deja de ser sorprendente la actitud del The New York Times, que si bien fue el periódico que desveló algunos puntos oscuros sobre Karzai, prefirió callar cuando el cable diplomático sobre el mismo personaje desvelaba que estaba colaborando con Estados Unidos en la reconstrucción política del país.