En
unas horas, el optimismo de algunos se ha venido abajo. Estábamos
asistiendo a algunos cálculos esperanzadores sobre el futuro de la
economía, los inversores -eso nos decían-, volvían a apuntar a
España como un lugar donde estar y ganar dinero, la Bolsa parecía
subir, la prima de riesgo empezaba a dejar de ser la mala de la
familia... Pero este lunes 4 de febrero parece que todo se viene
abajo. El paro ha crecido en 132.000 desempleados más, el presidente
español Rajoy se ha reunido con su jefa Merkel, la presidenta
alemana, que ha dicho, al igual que han hecho esos de la llamada
troika, que en España se están haciendo bien las cosas (es decir,
que si los que mandan en esto dicen que se están haciendo bien las
cosas, es que la población está mal) y la Bolsa ha perdido lo que
había ganado y, de un plumazo, hoy se ha derrumbado hasta niveles
inferiores a los que había cuando empezó el año.
¿Por
qué ha ocurrido esto? Nadie tendrá las respuestas definitivas y, si
alguien dice tenerlas, lo mejor será no hacerle mayor caso nunca
más. A nadie le escapa, eso sí, que el caso de corrupción más
preocupante de los últimos años -el caso Bárcenas- ha tenido algo
que ver. Pero no nos olvidemos de una triste realidad: muchos de los
que han visto que sus valores se están hundiendo daban dinero a los
políticos para que después les beneficiaran. No lo hacían por amor
al arte ni a la política, ni creían en unas ideas ni nada de nada:
sólo creían en su cuenta de resultados. El problema no es, pues,
que exista corrupción, si no que se descubra y que se sepa que
existe (o se sepa más). Y, por otro lado, no hay que olvidar otro
hecho fundamental para entender los vaivenes que se están
produciendo en estos días en la Bolsa: las "operaciones a corto" se
han vuelto a permitir. Esas operaciones tienen mucho que ver en la
crisis económica y en el cataclismo financiero de estos últimos
años. Esto se sabe. Sin embargo -y como se toman medidas en contra
de la lógica-, lejos de prohibirse para y por siempre, quienes las
efectúan sólo tuvieron un veto temporal que se ha levantado hace
pocas jornadas. No es casualidad que estos nuevos terremotos hayan
tenido lugar gracias a que los especuladores pueden volver a trabajar
con todas las de la ley.
El
asunto de las operaciones a corto lo publiqué y expliqué en mi
libro Triple A (Libros Cúpula, 2012). Quienes lo han leído ya,
conocen que esas operaciones son responsables del mal económico. Y
quienes todavía no, les expongo aquí un par de párrafos extraídos
del libro que dediqué a este asunto. Son palabras que viene bien
recordar... Aquí las ofrezco:
“Aquella
medida era un síntoma de que la enfermedad era incurable y propició
movimientos “en corto”, es decir, operaciones especulativas
efectuadas con mucho dinero en momento de grandes cambios y que sacan
beneficio cuando las finanzas y las bolsas se encuentran débiles. En
Twittereconomía
(Océanos, 2011), un grupo de economistas lo explica de forma
sencilla: “Quien compra acciones esperando que suban de precio gana
si eso sucede y pierde si pasa lo contrario, mientras que el vendedor
en corto gana si las acciones bajan de precio y pierde si sucede lo
contrario. Es arriesgado. Si la cotización se incrementa, tendrás
que pagar más por ellas y, por tanto, habrás perdido dinero. Un
ejemplo: 100 acciones a 10 euros, las vendes a precio de mercado. Las
vuelves a comprar a la baja, a 7 euros, con lo cual pagas 700 y ganas
300”. Aunque parezca mentira, esto es legal; son operaciones que
además han tenido gran influencia en la crisis, y aunque se
prohibieron en un primer momento como medida para contener las caídas
en los valores, volvieron a autorizarse, medida que fue recibida con
fuertes pérdidas en las bolsas españolas, lo que significaba que de
nuevo se estaba volviendo a ganar con estas maniobras...
Las
operaciones en corto están protagonizadas por los llamados “fondos
buitres”, aunque no es exclusivo de ellos. Se trata de cúmulos de
dinero para invertir que está en manos de personas que apuestan por
el desplome de las cotizaciones. Les va muy bien cuando las acciones
de una empresa se hunden, tan bien que quienes las usan idearon
programas informáticos que programan en masa y en muy poco plazo
multitud de órdenes de compra y venta simultáneas sobre una
empresa. Tan poderosas son esas órdenes, que los inversores
“normales” se asustan y salen, quitándose sus acciones y
provocando que la empresa en las que las tenían se hundan. Es cuando
estos “fondos buitres” se llenan los bolsillos y salen pitando de
ahí. ¿Quiénes están detrás? Pues aunque se pongan nombres raros,
los nombres de estos fondos de riesgo, en realidad son instrumentos
de bancos que aquí ya he mencionado en alguna ocasión: Goldman
Sachs o JP Morgan. Las empresas afectadas por estas operaciones en
los últimos años han tenido que despedir a miles de trabajadores e
incluso cerrar sus puertas… ¡Así opera este mundo!”
Pues
bien, seguimos ahí. Vuelta al principio.