23 septiembre, 2009

LOS EDITORIALES DE "LA ROSA DE LOS VIENTOS"


La presente temporada de La Rosa de los Vientos ha empezado con fuerza. Los cambios y las novedades han sido recibidas con agrado entre los oyentes. Entre ellas, he de confesar que me siento especialmente congratulado por los arriesgados comienzos del programa, en los cuales, a modo de editorial, expongo ideas, pensamientos, reflexiones, vivencias... En definitiva, palabras que me apetece exteriorizar y compartir. En la medida que pueda, incluiré en el blog la transcripción -lo que implica una forma de expresión diferente a la escrita- de algunas de esos editoriales. Para empezar, reproduzco las dos efectuadas el fin de semana del 19 y 20 de septiembre.

19 de septiembre: mil milllones de hambrientos

Por primera vez en la Historia... Por primera vez el número de personas que están pasando hambre en este mismo momento, en este mismo instante, ha superado los mil millones de personas. El dato es alarmante. Y más cuando este año es el que menos ayuda han dado los países ricos en dos décadas. Países ricos que se escudan en la crisis para tan drástica decisión. Los datos son los datos. Regla de tres. La crisis de los países ricos, nuestra crisis, va a durar, dicen los expertos, un año más. Con un 0,01 % del dinero los países más poderosos han dedicado a salvar las finanzas se podría solucionar para siempre el problema del hambre en el mundo... Con uno de cada mil euros.

Si se hiciera este desembolso, y los países ricos están a tiempo, saldríamos de la crisis aproximadamente unas 18 horas más tarde de lo previsto. ¿Acaso no merece la pena el retraso? Son datos. Regla de tres. Verdad absoluta. Verdad incómoda. Porque si hay hambre en el mundo es solo por interés, porque de los países pobres no interesan las gentes. Interesan los recursos. Si esas gentes no tuvieran hambre, sus recursos serían más complicados para nosotros.

Realmente, hay vidas que valen más que otras. El Norte vale más que el Sur. Geográfica o metafóricamente. Sin pobres, no hay ricos. Lamentable verdad en un mundo en el cual todos podríamos ser ricos… pero menos ricos de lo que querrían lo ricos. Todo esto hace que la vida de unas personas valgan menos que la vida de otras. Es así. Por desgracia es así. Ayer viernes, por poner un ejemplo, en la página 4 de un periódico de tirada nacional, leía el siguiente titular. Atentos: "Seis militares italianos mueren en un atentado suicida en Kabul". Ese era el titular. Una desgracia. Una locura. Seis militares italianos mueren en un atentado suicida en Kabul. Esa era la letra grande. Pero el subtítulo, en letra más pequeña, secundario, decía lo siguiente: "En el ataque contra un convoy de la OTAN también fallecieron 10 civiles afganos". Es decir, los diez civiles afganos valen un subtítulo, mientras que los seis militares italianos valen un titular. Era el mismo hecho, el mismo atentando... La vida de los afganos vale menos. Nosotros, desde aquí, nos conformamos con que reflexionéis sobre estos asuntos. La Rosa de los Vientos, que aquí comienza, intenta fortalecer un mensaje, una idea… un ideal. Un sueño. Y sueños como éste, que todas las vidas valgan igual, no está escrito en la estrellas, no es inalcanzable…


20 de septiembre: ser diferente...

Hoy me encontraba revisando viejos periódicos. De esos que están todavía acumulados, esperando que las tijeras recorten aquello que es sustancial y que después viaja a los caóticos archivos. Una de esas noticias databa del 6 de enero de 2007. Señalaba que el Vaticano había rehabilitado a Oscar Wilde. Por un momento pensé en lo decepcionado que debería sentirse allá donde estuviera este hombre, este genial arquitecto del lenguaje. Me acordé también de lo que se habría reído al leer las miles de citas que se le atribuyen y que jamás habría firmado. Muchas de ellas simplonas y ñoñas. Las hubiera colocado directamente en su hoguera.

Y hablando de citas, recordé otra que él sí hubiera firmado. Al menos, ahora que estaba perdonado por la cúpula de la moralidad, se hubiera sentido identificado en ella. La dijo Kurt Kobain. Otro genio. Que también era arquitecto. Construía rascacielos sonoros a los que nos podíamos subir con los ojos cerrados, a los que nos podíamos subir para no sentirnos solos. Decía: "Se ríen de mí porque soy diferente, pero yo me río de ellos… porque son todos iguales. Oscar Wilde no quería ser rehabilitado. Y Kurt Kobain es capaz de volver si algún día los garantes de la moralidad le perdonan sus pecados. Bienvenidos a un mundo diferente. Bienvenidos a La Rosa de los Vientos.