04 febrero, 2013

EL FIN DEL MUNDO... PROSIGUE


En unas horas, el optimismo de algunos se ha venido abajo. Estábamos asistiendo a algunos cálculos esperanzadores sobre el futuro de la economía, los inversores -eso nos decían-, volvían a apuntar a España como un lugar donde estar y ganar dinero, la Bolsa parecía subir, la prima de riesgo empezaba a dejar de ser la mala de la familia... Pero este lunes 4 de febrero parece que todo se viene abajo. El paro ha crecido en 132.000 desempleados más, el presidente español Rajoy se ha reunido con su jefa Merkel, la presidenta alemana, que ha dicho, al igual que han hecho esos de la llamada troika, que en España se están haciendo bien las cosas (es decir, que si los que mandan en esto dicen que se están haciendo bien las cosas, es que la población está mal) y la Bolsa ha perdido lo que había ganado y, de un plumazo, hoy se ha derrumbado hasta niveles inferiores a los que había cuando empezó el año.
¿Por qué ha ocurrido esto? Nadie tendrá las respuestas definitivas y, si alguien dice tenerlas, lo mejor será no hacerle mayor caso nunca más. A nadie le escapa, eso sí, que el caso de corrupción más preocupante de los últimos años -el caso Bárcenas- ha tenido algo que ver. Pero no nos olvidemos de una triste realidad: muchos de los que han visto que sus valores se están hundiendo daban dinero a los políticos para que después les beneficiaran. No lo hacían por amor al arte ni a la política, ni creían en unas ideas ni nada de nada: sólo creían en su cuenta de resultados. El problema no es, pues, que exista corrupción, si no que se descubra y que se sepa que existe (o se sepa más). Y, por otro lado, no hay que olvidar otro hecho fundamental para entender los vaivenes que se están produciendo en estos días en la Bolsa: las "operaciones a corto" se han vuelto a permitir. Esas operaciones tienen mucho que ver en la crisis económica y en el cataclismo financiero de estos últimos años. Esto se sabe. Sin embargo -y como se toman medidas en contra de la lógica-, lejos de prohibirse para y por siempre, quienes las efectúan sólo tuvieron un veto temporal que se ha levantado hace pocas jornadas. No es casualidad que estos nuevos terremotos hayan tenido lugar gracias a que los especuladores pueden volver a trabajar con todas las de la ley.
El asunto de las operaciones a corto lo publiqué y expliqué en mi libro Triple A (Libros Cúpula, 2012). Quienes lo han leído ya, conocen que esas operaciones son responsables del mal económico. Y quienes todavía no, les expongo aquí un par de párrafos extraídos del libro que dediqué a este asunto. Son palabras que viene bien recordar... Aquí las ofrezco:
Aquella medida era un síntoma de que la enfermedad era incurable y propició movimientos “en corto”, es decir, operaciones especulativas efectuadas con mucho dinero en momento de grandes cambios y que sacan beneficio cuando las finanzas y las bolsas se encuentran débiles. En Twittereconomía (Océanos, 2011), un grupo de economistas lo explica de forma sencilla: “Quien compra acciones esperando que suban de precio gana si eso sucede y pierde si pasa lo contrario, mientras que el vendedor en corto gana si las acciones bajan de precio y pierde si sucede lo contrario. Es arriesgado. Si la cotización se incrementa, tendrás que pagar más por ellas y, por tanto, habrás perdido dinero. Un ejemplo: 100 acciones a 10 euros, las vendes a precio de mercado. Las vuelves a comprar a la baja, a 7 euros, con lo cual pagas 700 y ganas 300”. Aunque parezca mentira, esto es legal; son operaciones que además han tenido gran influencia en la crisis, y aunque se prohibieron en un primer momento como medida para contener las caídas en los valores, volvieron a autorizarse, medida que fue recibida con fuertes pérdidas en las bolsas españolas, lo que significaba que de nuevo se estaba volviendo a ganar con estas maniobras...
Las operaciones en corto están protagonizadas por los llamados “fondos buitres”, aunque no es exclusivo de ellos. Se trata de cúmulos de dinero para invertir que está en manos de personas que apuestan por el desplome de las cotizaciones. Les va muy bien cuando las acciones de una empresa se hunden, tan bien que quienes las usan idearon programas informáticos que programan en masa y en muy poco plazo multitud de órdenes de compra y venta simultáneas sobre una empresa. Tan poderosas son esas órdenes, que los inversores “normales” se asustan y salen, quitándose sus acciones y provocando que la empresa en las que las tenían se hundan. Es cuando estos “fondos buitres” se llenan los bolsillos y salen pitando de ahí. ¿Quiénes están detrás? Pues aunque se pongan nombres raros, los nombres de estos fondos de riesgo, en realidad son instrumentos de bancos que aquí ya he mencionado en alguna ocasión: Goldman Sachs o JP Morgan. Las empresas afectadas por estas operaciones en los últimos años han tenido que despedir a miles de trabajadores e incluso cerrar sus puertas… ¡Así opera este mundo!”
Pues bien, seguimos ahí. Vuelta al principio.