
Así
empieza mi libro Triple A. Está dedicado a las víctimas. Con ese nombre se conoció hace décadas a los miembros de
un grupo terrorista en Argentina que provocó cientos de muertes entre quienes aspiraban a un mundo mejor. Pues bien, la AAA es la
nota máxima que pusieron a los productos financieros los analistas
de las agencias de calificación durante años, asesinando así, también, a quienes querían vivir en ese mundo. Hoy sabemos que el 93
% de esas notas eran exageradas y falsas, pero al ponerlas lograban enriquecer a muchos que especulaban con dinero y viviendas.
Ellos fueron parte fundamental en que se desatara la crisis económica
que empezó en 2008. Ahora, el gobierno de los Estados Unidos ha
demandado a una de las tres principales agencias de calificación,
Standard & Poor's. El terremoto provocado por el anuncio ha
causado el desplome de las acciones en bolsa de la empresa y un
reguero de informaciones a nivel mundial. Puede ser un punto de
inflexión. La agencia de calificación ha respondido diciendo que no
se equivocaron con intención y que todas las acusaciones contra
ellos son falsas. Pero la verdad es la verdad. En mi libro, en donde
analizo el papel de estas agencias y mil otros datos sobre la crisis
económica, expongo los correos electrónicos de algunos de los
analistas encargados de poner AAA a los paquetes financieros que
provocaron la burbuja: “Hagamos que seamos más ricos mientras esta castillo de
naipes no se derrumba”. Es una sentencia que demuestra que sabían
qué estaban haciendo, y para qué. Ahora, el gobierno de los EE.UU.
pide en los tribunales 5.000 millones de dólares en concepto de
daños y perjuicios. Aunque es sólo la punta del iceberg, pues, como
digo en mi trabajo, esas acciones provocaron eso, que mucha gente lo
perdiera todo o casi todo.