16 febrero, 2010

LA ENTREVISTA (Primera parte)

La nueva edición del libro "Mentiras Populares" (Booket, Planeta) ya está en la calle. Como comenté, y a propósito de esta novedad, los lectores del blog fueron convocados a formular las preguntas que quisieran al autor, tanto sobre el libro sobre como sobre sus otras labores en el programa "La rosa de los vientos", de Onda Cero, o en la revista "Historia de Iberia Vieja". O sobre lo que se quisiera... El objetivo es que fuera una entrevista diferente, con preguntas incluso atrevidas. Hay decenas de cuestiones. Aquí exponemos una primera parte de la entrevista. Mañana llegará la segunda... Y al final se darán los nombres de los participantes que han ganado un ejemplar del libro. Mientras tanto, disfrutad de esta conversación con oyentes, lectores y espectadores a tumba abierta...

Sobre tu libro Mentiras Populares. ¿Hay leyendas urbanas que hayas identificado como tales pero que la realidad ha modificado después? (Pedro P. Vázquez)
¡Claro que sí! De hecho, cuando escribí el libro me propuse también incluir leyendas que se han convertido en realidad. Por ejemplo, la portada de esta nueva edición de Mentiras Populares en Booket se muestra a los surfistas del metro que supuestamente existían en algunas grandes ciudades. Era falso, no existían, pero tiempo después de aparecer la leyenda urbana, en Sudáfrica se convirtió en una peligrosa moda simular que se hacía surf sobre un tren en marcha. E incluso esa práctica se ha llevado alguna vida por delante.

¿Alguna vez has vendido como verdadera alguna de estas "mentiras populares"? Felicidades por el libro. (Jesús Ortega)
Más de una vez habré caído. Como todo el mundo y más en los medios de comunicación. En su momento di por válida las amenazas del presidente de Irán respecto a su intención de destruir Israel, pero como expongo en el libro es una leyenda que, eso sí, alguien construyó falseando unos discursos suyos con intenciones claramente políticas. Como ocurre con casi todas las leyendas urbanas, es difícil hacer creer que son tales, aunque en el libro expongo la raíz y nacimiento de casi todas ellas. Sobre lo que me preguntas, también en un programa de televisión hace mil años me pidieron mi opinión sobre un presunto fantasma que aparecía en una película, y en aquel momento, no sabía que podía ser una leyenda, o más bien un error que alguien había interpretado de otra forma. Era un pregunta en una entrevista, con lo cual no vendí nada, tal como algunos descerebrados han dicho por ahí simplemente respondí a lo que me preguntaron. Y puede que haya algún caso más, pero creo que me he caracterizado por haber aclarado muchas historias de este estilo tanto en el programa como en el libro. Pero he picado poco, precisamente porque conozco bien cómo funcionan las leyendas urbanas, su estructura, su forma de expandirse... No puedo presumir de muchas cosas, pero de esa sí.

Te has ganado fama de ser políticamente incorrecto, pero ¿ser políticamente incorrecto puede llegar a ser políticamente correcto? (María Arteaga)
Pues sí. Y ¡cuántas veces se ha traspasado esa frontera! Por ejemplo, criticar a Bush se convirtió en algo tan manido y repetido que pasó a ser políticamente correcto para caminar sobre la senda de la mayoría, pero no por eso dejé de hacerlo, ya que lo hice, desde el principio y con los datos en la mano, cuando era incorrecto e incluso se consideraba injusto por lo que había sufrido su país el 11-S. Quisiera añadir algo. Aunque se haya transformado lo que significa la expresión “política“, que no es más que el conjunto de cosas sobre cómo interpretar la vida en sociedad, lejos de partidos e ideologías, bueno, pues al margen de eso, no hay que ser políticamente correcto ni incorrecto, simplemente hay que ser consecuente. Y ser consecuente te puede llevar a ser correcto o incorrecto, puedes seguir la opinión de la mayoría o de la minoría, pero no hay que temer ni a una cosa ni a otra. Hay que ser un “yo” independientemente de hacia donde soplen los vientos.

Gracias por ser un oasis de libertad a la hora de expresarte al comienzo de los programas. ¿En qué te inspiras para preparar esos editoriales? ¿Los publicarás en un libro? (Berta C.)
En la vida. En la mía y en la del mundo que nos rodea. Cada cinco minutos, la actualidad, lo que oigo, lo que veo, lo que leo… me inspira una introducción al programa. Veo injusticias, la actualidad y las cosas que ocurren tienen muchas veces una lectura en la que me gusta profundizar y que es distinta a la que por la vorágine que vivimos se nos inculca. Leo poemas que me inspiran sentimientos, como aquel “No te salves” de Benedetti que resumía perfectamente lo que deseo a mi alrededor: gente que no se salve porque ha decidido ser auténtico y único. Entonces, cuando “algo” me toca la fibra, lo cuento. O como el otro día, que los mandos militares calificaron el último ataque contra los afganos como una campaña para ganarse el corazón de los habitantes de tan castigada tierra. Me pareció tan irónico que el Día de San Valentín se hablara de conquistar corazones al tiempo que se lanzan bombas contra quienes se quiere conquistar… Todo ese tipo de hecho me generan ideas, pero en todas hay una línea común: el ser humano y defender unos valores que considero igualitarios y justos. Lo del libro no me lo he planteado, pero sí me gustaría hacerlo por exponer los comentarios que se hacen sobre las editoriales a favor y en contra, porque en definitiva procuro mover al diálogo y despertar reacciones.

Pareces progre, ¿te supervisa los guiones Zp? (Juan Carlos Trallero)
Sí, por supuesto. Le envío el guión antes del programa para que me de su opinión, pero como nunca hago caso de supervisores y, ni creo en ellos ni admito correcciones sobre mi forma de pensar, no le hago caso nunca. Igual preguntas esto porque en la apertura de un programa defendí a sus hijas y su derecho a pertenecer a una tribu urbana concreta, los góticos, en la que he encontrando mentes muy brillantes, cultas, dialogantes… incluso ejemplares. Y porque defendí el derecho que tenían a ser cómo ellas quieran donde quieran y ante quien quieran. Fue cuando aparecieron en la foto del Metropolitan de Nueva York con Obama. Incluso me parecía excelente que se sintieran en la libertad de ser como ellas quisieran ser, lejos de convencionalismos hipócritas. Alguno se ha creído que aquella introducción al programa en la que me puse del lado de sus hijas tenía que significar una adhesión política concreta, cuando como mucho defendí a Zapatero como padre, nada más. Aquella introducción simplemente significaba que puedo usar mi cabeza. No creo que ni Zapatero ni nadie con mucho poder se sienta del todo cómodo con mis editoriales o introducciones, que cuestionan el sistema en su globalidad, aunque no todas, ni mucho menos, hablan de eso, sino que la mayoría hablan del ser humano, de sus valores, de los caminos que ha tomado, de tendencias, de creencias, de libertad, de ciencia, de cultura… ¿Eso es ser progre? ¿Llamar progre a alguien es un insulto? Utilizar esa expresión como algo hiriente demuestra que el colectivo humano no anda muy por la labor de pensar por sí mismo.

¿Es la inteligencia emocional una nueva mentira popular? Me gustaría saber dónde encontrar los escritos con los que abres el programa. Es mi sección preferida de la nueva temporada. Gracias por llamar las cosas por su nombre y viva el diálogo. (Xisca, de Sevilla).
La inteligencia emocional existe y es real. Es más: si existiera alguna forma de medirla sustituiría a las mediciones del cociente de inteligencia, porque la inteligencia emocional es la que determina la capacidad de una persona para situarse en el mundo, en relación a sí mismo y a los demás. Sobre la apertura de los programas, he ido colocando algunas en el blog, pero no todas. Sé que están gustando mucho y me lo preguntáis a menudo, pero no tengo tiempo material de reunirlas todas y publicarlas. Pero el hecho de que de momento no estén en ninguna parte también le dan un valor especial.

Utilizas muchas citas y aforismos al comienzo de tu programa y en tus libros. ¿Cuál de esas frases te ha gustado más y cuál menos? (Cristina Laborda)
Voy apuntando las que me llaman la atención, las que me sirven, las que creo que pueden servir… Y las comparto con los oyentes y los lectores. Respecto a lo que preguntas, la que menos me gusta la tengo muy clara: “Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer.” Esta frase debería haberse borrado del libro de refranes hace mucho tiempo, porque deja en evidencia a la mujer, al hombre, al ser humano… Hay grandes hombres que no han tenido una gran mujer detrás, algunos ni siquiera han tenido una mujer ni detrás ni delante. Y hay pequeños hombres con una gran mujer. Y grandes mujeres que lo son sin necesidad de tener un hombre delante. Es una frase horrible impropia del siglo XXI. Sobre la que más me gusta hay muchas. Cada momento tiene las suyas. En este libro, Mentiras Populares, empleo una que me gustó siempre: “No creas nada de lo que oigas ni la mitad de lo que veas”. Es una forma de decir que pensemos por nosotros mismos, que la apariencia no es sincera, que hay trajes de camuflaje en las personas, en los hechos, en las noticias…

¿Harás cine alguna vez? (Sandro Jesús Gálvez)
¿Lo dices en serio? No. Hay profesionales del cine y yo soy profesional de otras muchas cosas, pero no del cine. ¿Hará Amenábar radio alguna vez? Pues posiblemente lo hiciera bien, pero lo suyo es ponerse detrás de una cámara, que para eso está preparado, ha trabajado, tiene genio, clase y categoría. Cada uno en lo suyo, sin puertas cerradas, pero en lo suyo. A bastantes cosas me dedico ya como para pensar en el cine, que es suficientemente maravilloso (a excepción de Avatar, 2012 y alguna cosa más, ojo, son mis gustos) como para que yo me dedicara a destruirlo. Además, nadie me va a proponer nunca nada, salvo que fuera para trabajar en algún proyecto documental, pero eso es otra historia distinta.

Esta temporada se ha notado una evolución muy grande en el programa de radio, ¿a qué se debe? (Salvador)
No existe otro camino que el de la evolución y el cambio constante. Quizá faltaba tomar de nuevo el camino de la evolución tras un tránsito doloroso. Las nuevas secciones están gustando mucho y ya tienen un sello muy identificativos de cada uno de sus responsables. Ahora empiezo el programa siendo yo mismo, con mis virtudes y defectos, sin tener que pedir perdón a nadie por existir. Cuando uno es uno mismo, algo que es muy difícil, tras las primeras palabras llenas el depósito con fuerza para el resto del programa. Gracias a imprimir un sello a las cosas, la sección Cara B se ha convertido en la más seguida del programa entre las nuevas. También se quiso dejar que Fernando Rueda explotara toda categoría periodística que tiene disponiendo de más tiempo en Materia Reservada, así como Carlos Canales y Jesús Callejo en los monográficos, entre los que hemos incluido también asuntos derivados de la actualidad, para evitar que parecieran fascículos independientes del tiempo y momento en el que se emiten. Junto a ellos, la incorporación de Manuel Carballal en la tertulia ha sido un impulso magnífico porque ha agrandado aún más la gigante aportación de los otros contertulios. Hemos encontrado una sintonía muy buena entre Escribano y yo en la sección de cine. Las secciones de Historia han cogido vida propia independientemente del pasado, lo cual era muy difícil, y tanto las Mujeres con Historia de Silvia Casasola como Las Curiosidades de Historia de Monzón ya tienen una sólida armadura. Se ha conseguido más dinamismo, a veces hay un ritmo frenético, vivimos más la actualidad literaria con Laura Falcó, la musical con Martín Expósito, ponemos color con palabras a los lugares que visita Guijarro en sus 32 rumbos, etc… Y hay que seguir: la evolución debe ser vertiginosa.

Nadie hubiera dicho que te ibas a poner al frente de una revista de Historia como Historia de Iberia Vieja. ¿Fue difícil superar las dudas que eso generó?
El primero que no lo hubiera dicho sería yo. Pero soy un profesional y bastante orgulloso de mi trabajo. Llevo 15 años trabajando en redacciones, y creo que lo que mejor sé hacer es revistas. Estoy muy agradecido a América Ibérica, la editorial, por haberme pedido afrontar el reto. Sé que si mañana me ofrecen llevar dirigir una revista sobre agricultura también conseguiría sacarla adelante. Tengo mucha seguridad. Ahora, la revista vende un 50 % más que cuando la cogí, tiene mucha penetración en el mercado, respeto por parte de profesionales y público, la editorial está contenta. A nivel de imagen es elegante, limpia, a veces roza una estética sensacional, gracias al trabajo que realizaron los diseñadores y maquetadotes, como Eugenio Sánchez y Nacho Docampo. Y a un redactor jefe como Alberto de Frutos que es un profesional como la copa de un pino. Y tengo un equipo de colaboradores que es un lujo. Creo que hemos conseguido una revista entretenida, dinámica, bella, rigurosa… De las cinco con las que competimos directamente en el mercado éramos la quinta, y desde que la tiene América Ibérica es la primera. No sé si se nota que estoy contento con el trabajo que hacemos… Los que tenían dudas están callados.

Aún bajo la consideración de que cada escrito -bueno, malo o peor- es estrictamente necesario para su autor, ¿Cuál de tus producciones guardarías en el cajón del olvido y por qué? (Maru)
Me arrepiento de lo que no he escrito ni escribiré. De lo escrito, recupero el dicho: “A lo hecho, pecho.” Podría haberme arrepentido del libro que escribí sobre el 11-M, “Claves de una conspiración”, que después de publicarse fue utilizado como herramienta para arremeter contra el nuevo gobierno surgido tras el atentado. Quienes así lo hicieron, utilizaron las informaciones que ahí exponía, las que interesaban a sus intereses, y armaron la teoría de la conspiración, que no era ni teoría ni conspiración ni nada, sino simplemente una herramienta política, cuando en mi libro no pretendía ni apoyar ni defender ninguna vertiente política, en todo caso, ninguna salía bien parada.. Ver que hasta el entorno de los peones negros llegaron a intentar que participara en el juicio del 11-M sólo para instrumentalizar lo que escribí a favor de sus tesis me pareció mezquino. Del resto de cosas no me arrepiento de nada, salvo de algunos poemas… pero cómo todavía no los he publicado. Aunque estoy deseando arrepentirme de hacerlo.